jueves, 10 de marzo de 2011

HAWKIN

 Hawking tiene toda la razón del mundo. No soy físico, pero me inclino a pensar que está en lo cierto. Los milagros no entran dentro del objeto propio de la física teórica, que es lo que parece dominar Hawking. En la práctica, sí se pueden ver los milagros. Dios los hace para que se vean. Que resucite un muerto es un hecho observable mediante los sentidos, y ha sucedido más de una vez, como constatan los Evangelios históricos en el caso de Lázaro, el hijo de la viuda... y hay muchos otros hechos milagrosos acontecidos y certificados a lo largo de los siglos, constatados incluso por científicos con el Nobel. Son hechos indeducibles a partir de leyes físicas; son intervenciones libres de Dios en la historia, en el espacio y el tiempo. No tienen “lugar” entre las leyes físicas. Ni la existencia de Dios ni su libertad, ni siquiera la libertad de las personas son hechos físicos deducibles de las leyes que rigen el universo material. Incluso el "ser" mismo de la persona es más que el "ser" del cosmos. Nuestra libertad es una experiencia viva. Quizá Hawking no ha reflexionado sobre ello y por eso cree que la libertad, pese a la evidencia, no existe y que todo está predeterminado por la materia. Hawking hace un acto de fe humana colosal en las posibilidades de lo material. Cierto que son maravillosas. Y ello es posible porque tienen lógica, son en muy buena medida predecibles, y por lo mismo son inteligibles y es posible la ciencia física.
Ahora bien, si el universo tiene lógica, hay un logos, una razón, una inteligencia fundante, a no ser que creamos en el cuento del caos como principio del orden, del azar como principio de la necesidad y de lo estrictamente increíble como negación de la Inteligencia Suprema. Superstición, decía el premio Noble John Eccles, que es todo ese galimatías de "círculos cuadrados", quiero decir, de contradicción en los términos. Las cosas son complejas pero más sencillas de lo que quiere establecer el ateísmo. Lo inteligible no crea inteligencia, la supone, si no, no sería inteligible.
Hawking parece creer que el cosmos no tiene inteligencia fundante. Entonces, la lógica del universo, que hace posible la ciencia cosmológica, carecería de fundamento racional. Tendríamos que asirnos a la lógica materialista. ¿Con qué fundamento? ¿Sin ningún fundamento racional? ¿Con un "porque sí"? Esto sería el acta de defunción de la ciencia.

Por otro lado, ¿hay alguna razón - razón, digo, logos, lógica, principio y fundamento- que demuestre la no existencia de Dios? ¿Cómo podría demostrarse? Sólo si se tiene de Dios una idea contradictoria: yo me formo una idea contradictoria de Dios y luego digo: Dios es contradictorio en sí mismo, luego Dios no puede existir. Es lo que hizo por ejemplo, Sartre, como parece hacer Hawking y tantos otros. El famoso Dios “tapa-agujeros”. Claro es que no existe un Dios tapa-agujeros. Eso es un constructo humano. Pero ese Dios no es el Dios vivo que se ha autorevelado en la tradición judeocristiana, ni el llamado por Pascal "Dios de los filósofos". Yo creo en Dios Padre Todopoderoso creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, de los físicos y de los filósofos. ¡De lo invisible también! Como los microbios increíbles ¡invisibles! de Pasteur, ¿recuerdan? No le creían porque nadie los había visto. Hawking no ha visto milagros. Otros los han visto. La Física no contempla entre sus objetos a Dios. PORQUE NO ES UN OBJETO FÍSICO, como las almas inmortales, como los ángeles, espíritus puros, como el pensamiento libre que puede negarse a sí mismo en una letal pirueta circense. ¿Porque esas otras realidades no son visibles, experimentables, reproducibles en el laboratorio? Porque son superiores a las físicas. Por poner un ejemplo pobre pero ilustrativo: el planeta Marte no se puede ver con un microscopio, porque es mucho más grande que el campo del microscopio.
En cambio hay una ciencia que Hawking parece desconocer, porque cree que todo es física, como el zapatero que pensara que toda la ciencia es zapateril; como si no hubiera otros modos y métodos, otras ciencias aptas para acceder a la realidad. Justamente hay una ciencia que viene cultivándose hace más de 25 siglos y atiende por el nombre de «metafísica»: «meta-física». En informática se habla de "meta-datos". "Meta", lo que no se ve a simple vista, sin ser esotérico, está ahí, en las páginas web, en los blogs, al alcance de todos los buscadores, hace posible la búsqueda eficaz, el encuentro de los datos. La ciencia física es posible porque hay otra ciencia, que incluso a nivel elemental poseemos todos, la "meta-física". Es ésta la ciencia que reflexiona sobre los principios que la física y las demás ciencias empíricas no pueden justificar, pues, como es lógico, los dan por supuestos.  Es la ciencia del “ser” y de los primeros principios del “ser”.
Sé que un sector amplio de la intelectualidad contemporánea, por razones que ahora no vamos a explorar, niega la posibilidad de la metafísica. Pero entonces físicos y no físicos tendríamos que eliminar de nuestro vocabulario, e incluso borrar de nuestra mente, todo lo que esté involucrado con el verbo «ser», incluso el ser de Hawking y el de su física, el ser de este planeta y el del universo entero.
Hay cinco vías clásicas, metafísicas, que muestran la existencia de Dios, origen incausado de todas las causas habidas y por haber. Otra historia es que no se estudie metafísica, pero concluir, concluyen. Y hay muchos más argumentos. La misma libertad personal no es el menos relevante.
La Ciencia con mayúscula es algo grande, toda ciencia es manifestación de la categoría del ser humano creado a imagen de Dios. Pero el científico se empequeñece, se convierte a sí mismo en un personaje irrisorio cuando pretende saberlo todo por medio de “su” ciencia, siempre escasa comparada con el caudal de conocimientos de tan diversa índole con que contamos en nuestro tiempo, incluida la herencia de pensadores de hace veinticuatro o veinticinco siglos, cuyo índice intelectual era probablemente superior al de la inmensa mayoría de los llamados intelectuales de hoy.
El tiempo es relativo, siempre corto, para todos. La materia es muy precaria. La suma de precarios no hace necesidad sostenida y sostenible. La suma de falsedades no hace verdad… Ojalá algún día no lejano, Hawking se dé cuenta, si no lo ha hecho aún, de que la gran Física tiene un Señor infinitamente más grande, el Señor del universo, libre de intervenir en el cosmos sin necesidad de pedir permiso a físicos o filósofos.

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